Las flores de las cucurbitáceas pueden ser polinizadas a mano para evitar cruces indeseados. Las ventajas de este método, son su gran facilidad y la posibilidad de cultivar diferentes variedades en el mismo huerto, sin preocuparse por aislarlas.
Veamos primero la polinización manual de las cucurbitáceas con flores grandes. El día anterior a la polinización manual, al atardecer, se identifican las flores femeninas y masculinas que están a punto de abrirse. En este momento, estas flores tienen un color amarillo crema característico y aún no están abiertas. La flor se abre solamente durante un día.
Las flores femeninas se reconocen porque tienen en su tallo el bebé del fruto no desarrollado. Las flores masculinas, en cambio, tienen un tallo delgado y no abultado.
Las flores femeninas seleccionadas en distintas plantas se cierran artificialmente, con la ayuda de una pinza, de cinta adhesiva o de una cuerda no muy apretada, para no dañar las flores.
Se repite el proceso con las flores masculinas, cerrando tres por cada flor femenina y en varias plantas diferentes, con el fin de garantizar una buena diversidad genética.
De esta manera se impide que los insectos accedan a las flores temprano en la mañana.
Se pueden instalar estacas, marcas o etiquetas para encontrar fácilmente las flores seleccionadas.
Al día siguiente, en la mañana, se cortan las flores masculinas que polinizarán las flores femeninas escogidas el día anterior. Es necesario comenzar muy temprano, antes de que haga demasiado calor, pues el polen fermentado es infértil.
Se quitan los pétalos de las tres flores masculinas. Se retira delicadamente el cierre de la flor femenina y se unta el estigma de la flor hembra con el polen de las tres flores macho. Si una abeja tuviera la desafortunada idea de venir a buscar el néctar de la flor femenina que se está polinizando, se tendrá que desechar la flor. Esta abeja transporta una mezcla de polen de otras plantas y el cruce sería inevitable.
Una vez que la polinización manual se ha realizado, las flores femeninas se deben cerrar de nuevo delicadamente, atándolas de la misma manera que el día anterior.
Se debe marcar el pedúnculo del fruto polinizado manualmente, con una etiqueta o una cuerda de color llamativo, para encontrarlo en el momento de la cosecha.
La polinización manual de las cucurbitáceas con flores más pequeñas necesita mucha más minucia y paciencia. Para los melones, cuyas flores femeninas tienen un 80% de abortos espontáneos, la polinización manual es menos eficaz que la realizada por los insectos. No hay que esperar más de un 10% o un 15 % de éxito. Por el contrario, la tasa de éxito de la polinización manual de las sandías está entre el 50 y el 70% y la de los pepinos alcanza hasta un 85%.
Para otro tipo de plantas, como el maíz o el girasol, se utilizarán métodos un poco diferentes. Estos se irán explicando en los módulos de cada planta.
Las flores de las cucurbitáceas pueden ser polinizadas a mano para evitar cruces indeseados. Las ventajas de este método, son su gran facilidad y la posibilidad de cultivar diferentes variedades en el mismo huerto, sin preocuparse por aislarlas.
Veamos primero la polinización manual de las cucurbitáceas con flores grandes. El día anterior a la polinización manual, al atardecer, se identifican las flores femeninas y masculinas que están a punto de abrirse. En este momento, estas flores tienen un color amarillo crema característico y aún no están abiertas. La flor se abre solamente durante un día.
Las flores femeninas se reconocen porque tienen en su tallo el bebé del fruto no desarrollado. Las flores masculinas, en cambio, tienen un tallo delgado y no abultado.
Las flores femeninas seleccionadas en distintas plantas se cierran artificialmente, con la ayuda de una pinza, de cinta adhesiva o de una cuerda no muy apretada, para no dañar las flores.
Se repite el proceso con las flores masculinas, cerrando tres por cada flor femenina y en varias plantas diferentes, con el fin de garantizar una buena diversidad genética.
De esta manera se impide que los insectos accedan a las flores temprano en la mañana.
Se pueden instalar estacas, marcas o etiquetas para encontrar fácilmente las flores seleccionadas.
Al día siguiente, en la mañana, se cortan las flores masculinas que polinizarán las flores femeninas escogidas el día anterior. Es necesario comenzar muy temprano, antes de que haga demasiado calor, pues el polen fermentado es infértil.
Se quitan los pétalos de las tres flores masculinas. Se retira delicadamente el cierre de la flor femenina y se unta el estigma de la flor hembra con el polen de las tres flores macho. Si una abeja tuviera la desafortunada idea de venir a buscar el néctar de la flor femenina que se está polinizando, se tendrá que desechar la flor. Esta abeja transporta una mezcla de polen de otras plantas y el cruce sería inevitable.
Una vez que la polinización manual se ha realizado, las flores femeninas se deben cerrar de nuevo delicadamente, atándolas de la misma manera que el día anterior.
Se debe marcar el pedúnculo del fruto polinizado manualmente, con una etiqueta o una cuerda de color llamativo, para encontrarlo en el momento de la cosecha.
La polinización manual de las cucurbitáceas con flores más pequeñas necesita mucha más minucia y paciencia. Para los melones, cuyas flores femeninas tienen un 80% de abortos espontáneos, la polinización manual es menos eficaz que la realizada por los insectos. No hay que esperar más de un 10% o un 15 % de éxito. Por el contrario, la tasa de éxito de la polinización manual de las sandías está entre el 50 y el 70% y la de los pepinos alcanza hasta un 85%.
Para otro tipo de plantas, como el maíz o el girasol, se utilizarán métodos un poco diferentes. Estos se irán explicando en los módulos de cada planta.